Es cómo un cáncer, que se controla a ratos y otros esta demasiado mal...
Quiero que pase el tiempo, a veces me gustaría moverlo como si fuera una rueda de la fortuna y adelantarme al doceavo lugar, para sentirme hasta arriba...
Pero no puedo, no puedo y quizás no deba.
Así cómo tampoco debo moverme hacia los lugares que están atrás... Si tengo miedo del pasado, más del tuyo que del mío, porque se que no le haría caso...
Pero hay alguna armadura alrededor de tu mente que no me permite penetrar ni un milímetro de tu pensamiento...
No sé que piensas, ¿Sabes que pienso yo?
No sé si hayas podido descifrarme, te doy claves claras y concisas, más no sé si las captes...
Pero están ahí por si las buscas... Esperando que las muevas con tus manos para despertarse.
Y no se van a ninguna parte, precisamente para que las encuentres.
No es difícil atinarle a que pienso, si todo se resume a prácticamente nada...
Pienso tanto, pero tanto que al final me quedo en blanco.
Y el caso que le encuentro al pensamiento sin color es que no tiene caso tratar de encontrar solución, si cada día se vive con el mismo problema y sé que me estoy volviendo loca, pero no te quiero volver loco a ti...
disculpa, el contexto no alcanza para todo esto describir, me tengo que salir...
¡Y que corran rayos y centellas si no me sientes cerca! jamás me fui de ahí...
Sólo salí a recorrer una vez más los motivos por los cuáles estacioné mi nave en tu perímetro.
Ábreme la puerta pues...
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