
Con el peso de la edad en tus hombros.
Con el peso de la edad en tus mejillas arrugadas, sentada te veo y me dices…
-Hijita, ¿me puedes dar las pastillas?-
Con el peso de la edad en tus pies, y tus piernas cansadas, cuando me ves me dices…
-Hijita, ¿me puedes ayudar a levantarme de esta silla?-
Lo curioso es que te veo sentada en el sofá, ves las horas pasar, sonríes de vez en cuando sin razón…
Pero tú sigues igual, con esa sonrisa que está chueca por la edad…
¿Qué es lo que tanto observas en el cielo?
¿Las nubes, que parecen de terciopelo?
Con el peso de la edad en tu cabello, llegas quitándote los lentes y me dices…
-Hijita, ¿me peinas?-
Con el peso de la edad en tu nariz…
En tus brazos…
En tus ojos, que me miran siempre llorosos…
Abuelita, ¿así son tus ojitos? ¿Tan tristes?
Con el peso de la edad en tus oídos, ¿me escuchas a todo lo que digo?
¿Lo puedes entender? Sí me has dejado de sentir, sigo aquí…
Y no me voy a ir, hasta que Tú te vayas de mí…
Te extrañaría más que a ninguna persona, Abuelita…
Con el peso de la edad en tu espalda, en tu cuello, en tus manos que tocan mi cara con cariño…
Con el peso de la edad en tu boca, se descompone cada vez más, pero aún así sigue diciendo cosas bonitas…